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26 nov 2012

Turismo rural en El Calafate

La ciudad de Calafate, se encuentra ubicada dentro de la provincia de Santa Cruz, más precisamente en la región patagónica. Sus paisajes, y su gran escenario natural, invitan a turistas de todo el mundo a que visiten el lugar, y sea el epicentro turístico para que desde allí se dispongan a conocer el mundo mágico que alberga a tantos sitios maravillosos. Dentro de lo que respecta al alojamiento hotelero, Calafate cuenta con una gran cantidad de plazas, entre las que cuentan hoteles, hosterías  pensiones, aparts, hostales, y también las Estancias. La elección que se realice en cuanto al sitio para hospedarse, permitirá además de instalación una serie de actividades para realizar, ya que cada uno de estos lugares cuenta con una grilla de servicios que pone a la disposición de los turistas. 

En ese sentido, es importante destacar las actividades turísticas rurales que se pueden desarrollar en las estancias de Calafate, ya que toda la zona es un lugar lleno de valles, cerros, montañas, glaciares, y una gran flora y fauna muy diversa, lo cual se debe justamente a la convivencia de ecosistemas tan diversos habitando en una misma región. Es por este motivo, que dentro de las actividades que se proponen en las estancias a todos los visitantes, pero sobre todo ideales para aquellos amantes de la naturaleza, son aquellas que están ligadas con la naturaleza, con la simple idea de disfrutar no solo de la paz y el confort con los servicios que se prestan, sino también un poco de aprendizaje sobre todas las tareas rurales, el trabajo que se realiza con los animales que habitan la zona, y también, específicamente, todo el clima tradicional del folklore argentino.

 Dentro de las Estancias que existen en esta bella ciudad, se pueden encontrar la Estancia Alta Vista, El Galpón Del Glaciar, Eolo, 25 De Mayo, Cristina, Helsingfors, Huliche, La Estela, Maria Elisa, Nibepo Aike. Todas ellas, permiten la convivencia con el entorno natural y con las tradiciones. Por ejemplo, instalado en las estancias, se puede observar todo sobre la esquila de ovejas y sobre como son tratadas o arreadas así como el ganado, se pueden presenciar domas, yerras, asistir a guitarreadas, degustar comidas típicas, y muchas otras actividades ideales para vivir un día de campo en una región tan impresionante.

 Básicamente la idea de tener el contacto con lo propio, con las raíces, en definitiva invita y llama a todos los turistas a que vuelvan al lugar, ya que la atención la calidez y el servicio con el que se atiende a todos y cada uno de los visitantes, permite que se vuelva una estadía ideal, llena de serenidad y rodeados de colores, de flora, de fauna, pero sobre todo de paz; así que ya saben, si van hacia Calafate, no duden en realizar un poco de turismo rural, ya que pueden tanto hospedarse en las estancias, así como visitarlas para pasar un hermoso día junto a la naturaleza y la tradición en su máxima expresión. Sin dudas, visitar las Estancias y realizar turismo rural, es más que una gran opción.

23 oct 2012

La historia de los hermanos Stipicic

La Patagonia argentina fue el destino muy elegido por inmigrantes europeos que partieron de su tierra natal hacia nuevos rumbos. Hacia fines del 1800 comienzos de 1900, habitantes de diversos países europeos abandonaron sus hogares para adentrarse en alta mar con destino a mundo nuevos. Y así fue que muchos llegaron a suelo argentino, precisamente a la Patagonia.
 
Los hermanos Stipicic no son una excepción de ello. José y Jerónimo Stipicic dejaron atrás la vida en su Austria natal, para emprender viaje a nuevos rumbos. En el año 1898, llegaron a territorio patagónico y al poco tiempo ya estaban trabajando como peones en las estancias y campos de la región. Durante este período aprendieron algunas técnicas y visualizaron las posibilidades que el territorio patagónico les brindaba. Su dedicación por el trabajo y el compromiso que los caracterizaba, llevó a que pronto fueran respetados por los otros peones y estancieros. Varios años después, abandonaron la tarea para dedicarse a la extracción de oro en los Yacimientos de Cabo Vírgenes. De la mano de este nuevo trabajo pudieron alcanzar una mejor posición, lo que le permitió algunos años después, tomar posesión de Cerro Buenos Aires. En el año 1913 los hermanos Stipicic se hicieron acreedores de la reconocida estancia ubicada a orillas del Lago Argentino. Tiempo después, otras familias austríacas poblaron la región del Lago; algunos de los más conocidos fueron los Bencur, Trutaníc, Peso (primeros pobladores de la Estancia Nibepo Aike) Sesníc, Pejcovíc y Kuzmaníc.
 
Inmersa en un paisaje increíble de montañas, cerros, lagos, tumultuosos ríos de amplios cauces y cascadas, verde y tupida vegetación e inmensos parques forestados, es un rincón natural maravilloso. Los hermanos Stipicic analizaron las condiciones climatológicas y las potencialidades de este entorno y descubrieron que era el lugar ideal para la cría de ganado (resultando más apto que la propia pampa). La Estancia Cerro Buenos Aires, se extendía por un predio de aproximadamente 15 lenguas. Este amplio territorio fue subdividido en 15 potreros con fines industriales. Dadas las complicadas condiciones en que se realizan las faenas rurales, se requería de divisiones y potreros específicos vigilados por personal en forma permanente. Ello supuso un amplio gasto en materiales para los cerramientos y para la contratación de los peones. Algunos años después de la adquisición de este predio, uno de los hermanos, José fue víctima de un secuestro en plena crisis entre trabajadores y patrones. Algunas pieles almacenadas en la estancia fueron entregadas a modo de pago por el rescate del rehén.
 
Allá por 1946, la estancia instaló una usina hidroeléctrica con el fin de proveer de energía al predio para la realización de actividades como la esquila, la cría de ovejas y la tala de árboles. La usina, construida con un motor europeo, fue ubicada a orillas del Río Mitre, sobre el paraje La Manga (denominado así por ser el lugar de paso de las ovejas que serían esquiladas). Luego de un breve período de funcionamiento la usina dejó de ser rentable por lo que los hermanos Stipicic optaron por dedicarse a la cría de cordero para la venta en la región. Quedando así este increíble paraje inmerso en un mágico rincón natural.
 
La rica historia de una familia extranjera que generó un amplio desarrollo de la región sureña a orillas del Lago Argentino.