23 oct 2012

La historia de los hermanos Stipicic

La Patagonia argentina fue el destino muy elegido por inmigrantes europeos que partieron de su tierra natal hacia nuevos rumbos. Hacia fines del 1800 comienzos de 1900, habitantes de diversos países europeos abandonaron sus hogares para adentrarse en alta mar con destino a mundo nuevos. Y así fue que muchos llegaron a suelo argentino, precisamente a la Patagonia.
 
Los hermanos Stipicic no son una excepción de ello. José y Jerónimo Stipicic dejaron atrás la vida en su Austria natal, para emprender viaje a nuevos rumbos. En el año 1898, llegaron a territorio patagónico y al poco tiempo ya estaban trabajando como peones en las estancias y campos de la región. Durante este período aprendieron algunas técnicas y visualizaron las posibilidades que el territorio patagónico les brindaba. Su dedicación por el trabajo y el compromiso que los caracterizaba, llevó a que pronto fueran respetados por los otros peones y estancieros. Varios años después, abandonaron la tarea para dedicarse a la extracción de oro en los Yacimientos de Cabo Vírgenes. De la mano de este nuevo trabajo pudieron alcanzar una mejor posición, lo que le permitió algunos años después, tomar posesión de Cerro Buenos Aires. En el año 1913 los hermanos Stipicic se hicieron acreedores de la reconocida estancia ubicada a orillas del Lago Argentino. Tiempo después, otras familias austríacas poblaron la región del Lago; algunos de los más conocidos fueron los Bencur, Trutaníc, Peso (primeros pobladores de la Estancia Nibepo Aike) Sesníc, Pejcovíc y Kuzmaníc.
 
Inmersa en un paisaje increíble de montañas, cerros, lagos, tumultuosos ríos de amplios cauces y cascadas, verde y tupida vegetación e inmensos parques forestados, es un rincón natural maravilloso. Los hermanos Stipicic analizaron las condiciones climatológicas y las potencialidades de este entorno y descubrieron que era el lugar ideal para la cría de ganado (resultando más apto que la propia pampa). La Estancia Cerro Buenos Aires, se extendía por un predio de aproximadamente 15 lenguas. Este amplio territorio fue subdividido en 15 potreros con fines industriales. Dadas las complicadas condiciones en que se realizan las faenas rurales, se requería de divisiones y potreros específicos vigilados por personal en forma permanente. Ello supuso un amplio gasto en materiales para los cerramientos y para la contratación de los peones. Algunos años después de la adquisición de este predio, uno de los hermanos, José fue víctima de un secuestro en plena crisis entre trabajadores y patrones. Algunas pieles almacenadas en la estancia fueron entregadas a modo de pago por el rescate del rehén.
 
Allá por 1946, la estancia instaló una usina hidroeléctrica con el fin de proveer de energía al predio para la realización de actividades como la esquila, la cría de ovejas y la tala de árboles. La usina, construida con un motor europeo, fue ubicada a orillas del Río Mitre, sobre el paraje La Manga (denominado así por ser el lugar de paso de las ovejas que serían esquiladas). Luego de un breve período de funcionamiento la usina dejó de ser rentable por lo que los hermanos Stipicic optaron por dedicarse a la cría de cordero para la venta en la región. Quedando así este increíble paraje inmerso en un mágico rincón natural.
 
La rica historia de una familia extranjera que generó un amplio desarrollo de la región sureña a orillas del Lago Argentino.

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