22 oct 2012

Los tehuelches, aborígenes de la región

El suelo patagónico fue pisado hace miles de años por comunidades aborígenes, exploradores españoles, comerciantes, religiosos, etc. Sin embargo el territorio perteneció a una agrupación nativa que preservó y bautizó gran parte de las bellezas naturales que aún se conservan en la región del sur argentino. Esa comunidad fueron los Tehuelches.
 
Los Tehuelches o patagones fueron una comunidad aborigen que habitó la Patagonia y parte de la región de pampa de la Argentina. El gran complejo tehuelche incluye a los grupos en que se subdividió la etnia; los tehuelches septentrionales y los meridionales. Ambas tribus poseían sus propias lenguas y grupos, sin embargo compartían muchos valores y costumbres.
 
La comunidad tenía una improvisada organización social; la máxima autoridad era el cacique (que era el único que tenía varias esposas). La mayoría de los hombres participaban de los enfrentamientos con otros grupos y de la caza y pesca para alimentar a las mujeres y niños. En todo grupo Tehuelche había un hechicero quién celebraba los cultos y ceremonias a dioses e imágenes paganas.
 
Su mayor creencia era el dios Elal, creador de los animales e indios que habitan la tierra. Sin embargo también creían en espíritus malignos, Gualicho el más reconocido, a quienes debían ofrecer ceremonias y sacrificios para evitar maldiciones o perjuicios. En dichas celebraciones el hechicero conducía y dirigía las acciones y contactos con los espíritus.
 
Sus viviendas consistían en toldos, improvisados con postes, piedras y cueros de guanaco. Este última se utilizaba a modo de una gran cortina que cubría desde el techo hasta el suelo. El mismo cuero era colocado en el suelo como lecho donde se recostaban y con el cuál se protegían de las bajas temperaturas. Las viviendas eran montadas en los campamentos llamados aik o aiken, los cuáles solían trasladarse luego de prolongadas temporadas en un mismo sitio. El sustento de la tribu era la caza de guanacos y ñandúes (conocidos como choiques entre los Tehuelches). Además recolectaban hierbas, frutas silvestres, bayas, semillas con las que fabricaban harinas. Para salir a cazar estos animales, los tehuelches se vestían con taparrabos, cueros y pieles y solían pintarse la cara con diferentes colores que indicaban si estaban en guerra o en paz. Las mismas tinturas eran utilizadas para hacer grabados y pinturas en las cuevas o rocas que encontraban durante sus mudanzas o viajes. Muchas de esas pinturas aún se han conservado y pueden visitarse en grutas y cuevas, en algunas ciudades patagónicas.
 
Eran seres con una increíble resistencia física, desarrollada como adaptación a las duras condiciones de la región. Entre ellos eran solidarios, atentos a las necesidades de sus pares y muy unidos a sus hijos. Cada padre era responsable de enseñarles a sus descendientes las técnicas de caza, equitación y lanzamiento de boleadoras. Algunos de los descendientes de esta comunidad aborigen de la región, obtuvieron en el año 1898, por decreto del en ese entonces Presidente Uriburu, 50.000 hectáreas en donde podrían ubicarse. Dicho predio fue denominado Reserva de Camusu Aiké, y se vio reducido en el año 1953 a 30.000 hectáreas. En el año 1922, un decreto emitido por Irigoyen, creó nuevas reservas; Lago Viedma, Lago Cardiel I y Lago Cardiel II. Ambas fueron desafectadas y en la actualidad solo se pueden visitar ruinas y cuevas en donde apreciar las pinturas rupestres en proximidades de Calafate.

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